miércoles, 12 de enero de 2011

TABLERO DE PAPEL.BLOGSPOT.COM


12 de enero de 2011

Rey negro

Cuento

Cuando abrí los ojos tenía ya grandes capacidades. Tal vez por eso no pensaba en ello. Desde el primer instante, las necesidades que se presentaban como internas y las limitaciones que aparecían como externas avanzaban por el centro.

Sentía que debía ponerme a resguardo, así que ordené al brazo izquierdo que se adelantara un poco; un primer paso dado con cuidado. Puse en el lugar que dejaba algunos principios y máximas prudentes, que las hacía mías con facilidad. En realidad, otros ya habían realizado estos primeros movimientos y me decían que eran los correctos. Corrí hacia un costado un equino que no sabía muy bien pa’ qué servía. Detrás de ellos, bien seguro, me ubiqué.

Al principio el entorno aparecía como hostil, pero yo aprendía rápido las reglas y lograba adaptarme con facilidad. En esos primeros movimientos me guiaba por algunas ideas básicas de desarrollo sin pensarlas detenidamente. La partida se encaminaba por caminos naturales, digamos. Aún hoy no comprendo cabalmente qué es el desarrollo de las capacidades. En eso estaba y aún estoy. Usé otros brazos y otras piernas y traté de abarcar espacios sobre el tablero.

Hacia la doceava movida noté que la disposición de mis piezas me resultaba algo incómoda, pero no lograba encontrar la causa de esa sensación extraña. En el centro descubrí una dama que me deslumbró y quise moverla. Recién en la movida 17 pude hacerlo y así conectar las torres. La idea era armonizar la posición. Entonces le pedí que diera un paso al frente. En el instante de hacerlo se instaló en el centro del tablero, cuestión que luego me haría perder algunos tiempos reacomodándola. Logró diezmar las fuerzas blancas, pero capituló en la trigesimocuarta movida.

¡Disculpa mi recuento desordenado! Así ha funcionado usualmente mi cerebro. La precisión no es una de mis virtudes.

Algunas escaramuzas me insumieron varias jugadas. Costaba encontrar salidas adecuadas. En las variantes que analizaba siempre terminaba perdiendo. Recuerdo muy bien que fueron momentos difíciles de la lucha. Sin embargo salí adelante. Logré coronar y otra mariposa nació allí para sacrificarse –unas jugadas más tarde– en pos de una mejor disposición de mi reino.

Esta es mi historia a grandes rasgos. Ayer realicé mi trgesimoquinta movida –Re5– y ahora me doy cuenta que pierdo material.

Sin embargo, mientras las blancas deciden, valoro mi posición como positiva. Después de todo, ya estoy acostumbrado a que me falte calidad. Y con tenacidad y esmero a veces alcanzo a disimular un poco.

Me doy cuenta que había comenzado la partida tímidamente, pero ahora me encuentro activo en el centro del tablero.

Mis primeros pasos habían sido algo deterministas. Creo que era necesario que así fuese. Luego, los nervios y apuros en las escaramuzas me tuvieron a mal traer. No faltaron momentos en que la vida se me iba en esos menesteres. Incluso malherido, tuve que soportar alguna temporada.

Ahora, varias piezas se han ido. Tal vez despilfarré alguna, por falta de conocimiento e imaginación. Tal vez, por incapacidad o pereza, no calculé alguna variante mejor. Todavía quedan algunos peones, el alfil que danza sobre casillas negras y un caballo, no del todo bien dispuesto, hacia un margen. Ya con menos cargas materiales, noto la belleza de la posición y la multiplicidad de posibilidades que se presentan. Aún sigue presente la oportunidad de desplegar la creatividad. Me pregunto por qué desarrollamos tan pocas capacidades en relación a nuestras potencias.

Hace tiempo que sé que mantenerse activo es buena parte de los secretos del juego. Pero hace poco –muy poco– aprendí que no basta sólo con eso, sino que debo redoblar la apuesta: luchar por tener y mantener la iniciativa. Las piezas más sutiles me acompañan; ahora que somos menos escucho más y mejor sus sugerencias.

Estoy alegre. Admiro la posición que conseguí a pesar de cometer varios errores. Ahora doy menos órdenes. Eso me da el tiempo para estudiar con paciencia los diversos planes alternativos. El final se acerca, pero falta un buen trecho. Lo transitaré sin miedos. Esta liberación de viejas ataduras me hace disfrutar del proceso. He aprendido algunas cosas durante la partida.


Rafael Salguero

Ilustración: Pablo Caravia

Extraído de: www.tablero de papel.blosspot.com

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por compartirlo!
    Saludos,

    Rafael Salguero

    ResponderEliminar
  2. Por favor, no hay porque darlas, gracias a uds. ppor proporcionarnos cosas que puedamos comaprtir

    aniel

    ResponderEliminar