Parte I
Cualquiera haya sido la ocasión, lugar y fecha de su nacimiento el ajedrez tiene un "toque" diferente que lo distingue de otras actividades lúdicas.-
Por eso algunos lo consideran un "deporte", otros lo llaman "juego ciencia", y algunos profesionales universitarios lo utlizan para curar.-
Mi propósito, al abordar este asunto, y en esta revista nacida del corazón de Don Bosco, es apartarme de la Defensa Siciliana y del Mate de Caballo y Alfil, y proponer "eso" indescifrable. Para lograrlo invoco algunos testimonios, aunque existan otros, de los cuales sólo tengo noticias remotas.-
El ya jubilado José Núñez tenía a su cargo una clase superpobleda y dificil: "viviamos constantes situaciones de violencia entre los niños y no sabíamos que hacer". Al final, resolvió pedir ayuda a Mario Medina. Éste, que ya trabajaba como educador en el Instituto Nacional del Niño y el Adolescente del Uruguay -INAU- y también repartía en bicicleta un semanario, era buen jugador de ajedrez y tenía cierta experiencia en la enseñanza del juego.- "Dale, tenés que ayudarme. si conseguís que se sienten ya habrás logrado mucho". Mario se refugiaba mucho en su tommidez para rehuir la tarea. Pero un día lo presentaron a la directora de la Escuela 35 de Treinta y Tres, y comenzó al día siguiente, y por unos cuantos años, en forma honoraria ....
CORONACIÓN DE UN PEÓN
Antes de continuar, tengo que presentarlo. Oriental, 52 años, casado, tres hijos.Uno entre los dieciséis hijos del matrimonio formado por un panadero sordomudo y una lavandera que no había terminado la escuela. "Mi madre era excepcional. Un día, me acuerdo que vine con unos pesitos que me había dado un vecino por un mandado y me dijo: 'Los mandados no se cobran. El vecino es sagrado' Y bueno ese tipo de cosas que a uno le quedan grabados desde chico" .... De ese hogar salió Mario, que continúa explicando: "Y el amigo también; el amigo me pidió, y si en algún momento me asusté o algo, yo tenía que seguir porque era un compromiso con el amigo" ....
Mario conoció el ajedrez desde chico, pero empezó a jugar con más frecuencia en el lilceo. Como tantos muchachos del interior, llegó a Montevideo, buscando otro futuro. Vivía en el Cerro y trabajaba en lo que saliera. En un rato libre cayó por el Club Progreso, donde volvió a encontrar un ajedrez. Y sin que él pueda explicarlo, mientras jugaba alguna partida, los gurises venían a aprender, mirándolo y preguntándole. Entonces, vivió su primer ascenso ajedrecístico: empezó a enseñar. Una carrera que interrumpió en 1997 parea ingresar al INAU en su ciudad, Treinta y Tres, y reanudó cuando José Núnez lo metió en el mundo escolar.-
Hoy, doce años después, además de seguir en el INAU, Mario recorre en bicicleta diez escuelas públicas y el liceo de las Hijas de María Auxiliadora para dar sus clases de ajedrez, organiza encuentros departamentales, interdepartamentales y nacionales, y algunos exalumnos suyos conquistan puestos de honor en torneos internacionales.-
Por eso algunos lo consideran un "deporte", otros lo llaman "juego ciencia", y algunos profesionales universitarios lo utlizan para curar.-
Mi propósito, al abordar este asunto, y en esta revista nacida del corazón de Don Bosco, es apartarme de la Defensa Siciliana y del Mate de Caballo y Alfil, y proponer "eso" indescifrable. Para lograrlo invoco algunos testimonios, aunque existan otros, de los cuales sólo tengo noticias remotas.-
El ya jubilado José Núñez tenía a su cargo una clase superpobleda y dificil: "viviamos constantes situaciones de violencia entre los niños y no sabíamos que hacer". Al final, resolvió pedir ayuda a Mario Medina. Éste, que ya trabajaba como educador en el Instituto Nacional del Niño y el Adolescente del Uruguay -INAU- y también repartía en bicicleta un semanario, era buen jugador de ajedrez y tenía cierta experiencia en la enseñanza del juego.- "Dale, tenés que ayudarme. si conseguís que se sienten ya habrás logrado mucho". Mario se refugiaba mucho en su tommidez para rehuir la tarea. Pero un día lo presentaron a la directora de la Escuela 35 de Treinta y Tres, y comenzó al día siguiente, y por unos cuantos años, en forma honoraria ....
CORONACIÓN DE UN PEÓN
Antes de continuar, tengo que presentarlo. Oriental, 52 años, casado, tres hijos.Uno entre los dieciséis hijos del matrimonio formado por un panadero sordomudo y una lavandera que no había terminado la escuela. "Mi madre era excepcional. Un día, me acuerdo que vine con unos pesitos que me había dado un vecino por un mandado y me dijo: 'Los mandados no se cobran. El vecino es sagrado' Y bueno ese tipo de cosas que a uno le quedan grabados desde chico" .... De ese hogar salió Mario, que continúa explicando: "Y el amigo también; el amigo me pidió, y si en algún momento me asusté o algo, yo tenía que seguir porque era un compromiso con el amigo" ....
Mario conoció el ajedrez desde chico, pero empezó a jugar con más frecuencia en el lilceo. Como tantos muchachos del interior, llegó a Montevideo, buscando otro futuro. Vivía en el Cerro y trabajaba en lo que saliera. En un rato libre cayó por el Club Progreso, donde volvió a encontrar un ajedrez. Y sin que él pueda explicarlo, mientras jugaba alguna partida, los gurises venían a aprender, mirándolo y preguntándole. Entonces, vivió su primer ascenso ajedrecístico: empezó a enseñar. Una carrera que interrumpió en 1997 parea ingresar al INAU en su ciudad, Treinta y Tres, y reanudó cuando José Núnez lo metió en el mundo escolar.-
Hoy, doce años después, además de seguir en el INAU, Mario recorre en bicicleta diez escuelas públicas y el liceo de las Hijas de María Auxiliadora para dar sus clases de ajedrez, organiza encuentros departamentales, interdepartamentales y nacionales, y algunos exalumnos suyos conquistan puestos de honor en torneos internacionales.-
Tomado del Boletín Saleciano de agosto del 2009
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