sábado, 5 de septiembre de 2009

JAQUE MATE

Parte IV

UN ALFIL EN LE DIVAN

Ignoro si Freud sustituiría hoy sus técnicas psicoanalíticas por un tablero de ajedrez. La cosa es que algunos lo hacen con buenos resultados, como el psicólogo Enrique Echegoyen (68), para ayudar a personas que presentan dificultades vinculares3.
Él recurrió al ajedrez para facilitar su relación con niños y adolescentes derivados a un servicio de la facultad, hace más de una década. Pero ahora, en los últimos años, lo tiene incorporado a su batería de técnicas de diagnostico también lo usa para ayudar a resolver situaciones personales conflictivas.
"El ajedrez ofrece un sistema comprensible de reglas básicas, presenta variedad de situaciones complejas, estimula la concentración para alcanzar resultados inmediatos, y educa a aceptar la frustración de perder una partida. Para nosotros, el ajedrez permite observar y actuar simultáneamente sobre lo cognitivo y las emociones".
"Julio tiene diez años y no acepta los límites de la escuela. Una vez avanza verticalmente con su alfil y captura a mi reina, algo prohibido. Le señalo el error y se justifica con energía, porque no tolera la frustración del fracaso. Entonces le propongo releer juntos cómo se mueve el alfil. Una vez que lo entendió, controla su frustración y devuelve la pieza, verbalizando: 'Tenés razón'. Desde entonces, el reglamento siempre está presente, garantizando que no hay 'vale todo'. Pero en otras sesiones, aflojando el rigor ajedrecístico, alternamos con otras técnicas compartidas como juegos de garabatos, que favorecen la creatividad y la expresión gráfica".
"Pablo, de once años, tuvo un largo proceso desde que le diagnosticaron déficit atencional. Un día llega feliz, con su madre, a contarme que obtuvo un 10 en matemáticas, aunque el razonamiento y el planteo de operaciones eran su mayor dificultad. Cuando comenzó ni siquiera conocía el nombre de las piezas. Y éstos no son los únicos: también logramos buenos resultados con niños con hiper actividad y con trastornos de conducta".

EL MATE DEL PASTOR

Si no te cansaste siguiendo a Mario por las calles de Treinta y Tres, posiblemente la entrada al COMCAR te inquietó. ¡Y no digamos cuánto cuesta mostrarnos débiles o aceptar a otros! La experiencia me permitió ver una partida distinta. Casi diría que la mire desde los ojos de Dios. Quizás no fui claro, y al final deba explicarme.
Comencé recordando que esta revista fue creada, como las ramas más antiguas de la Familia Salesiana, de la misma costillas de Don Bosco. Y nuestro padre fue pastor y educador. Un educador que no considera pérdida de tiempo el juego -cualquier juego- y lo proponía como recurso para ayudar a crecer. Escuchemos a Mario, y preguntémonos si nuestro Padre no habría dicho lo mismo. Entre las imágenes mas comunes Don Bosco, lo recuerdo entregando la comunión. Don Bosco "el cura", el pas-tor. Un pastor que busco su oveja perdida, en la misma cárcel de Turín; porque creyó en ella y le reveló su lado bueno; porque la estimuló y ayudo a ser mejor.
Y todos vivimos renqueando. Todos sufrimos a lo que vendrá. Don Bosco nos enseñó a no quedar encerrados, nos impulsó a desafiar la vida con responsabilidad, nos presentó los límites del juego y del mundo y nos lanzó al horizonte. Allá nos encontraremos.

Tomado del boletín Salesiano de agosto de 2009.

P.D.: Los conceptos vertidos no reflejan el pensamiento ni la tendencia de los responsables de la página, solo de quienes lo manifestaron.-
Aniel Carnebia

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